Práctica XV. ¿Qué hemos aprendido?

 





Cuando los turcos entraron en Constantinopla, localizaron a parte de la población sumida en un apasionante debate acerca del sexo de los ángeles. Estaban tan enfrascados que apenas repararon en la violencia de los invasores. La anécdota, falsa como muchas de las que adornan la historia, quiere ser un ejemplo de cómo una distracción estúpida hace que olvidemos una serie de realidades. “Discutir sobre el sexo de los ángeles” ha quedado como expresión alusiva a la actividad intelectual inútil, pero como docentes no sucede de la misma forma si discutimos sobre el entendimiento y la comprensión actual en las aulas de enseñanza. Mario Benedetti pudo debatir sobre si existe el sexo de los ángeles, pero esta cuestión no nos interesa tanto como reflexionar acerca de las necesidades que debemos impulsar en nuestro estudiantado, como el uso de las TIC que debemos procurar enseñar y que hemos aprendido a lo largo de este curso. Este tipo de herramientas, bien utilizadas, nos ayudan como docentes a alcanzar en nuestros estudiantes sabiduría, estabilidad emocional y evolución social.

La mayor parte del tiempo hemos debatido en clase acerca de la utilidad de la IA, de cualidades generadas directamente con herramientas digitales, y que se basan principalmente en un tipo de apoyo a nivel docente. ¿Qué tipo de alicientes encuentran los más jóvenes en el estudio de la disciplina lingüística que estudia el orden y la relación de las palabras? Quizá por esta misma cuestión consideren que el aula se aleja de la vida real, porque muchos no son capaces de interpretar y cohesionar sus sentidos cotidianos a los ámbitos académicos. Es incuestionable que, como educadores, debemos impulsar cierta parte del empeño de los estudiantes para que comprendan que nuestras voluntades deben atender tanto a ámbitos emocionales como racionales y académicos.

Con posibilidad, la curiosidad de nuestros estudiantes desencadene que expresen preguntas, y no siempre podemos satisfacerlos como mejor pretendemos. Se equipara al planteamiento: ¿existe el sexo de los ángeles?

El subconsciente de nuestros alumnos está definido por la experiencia de la emoción, y esto produce que el primer pensamiento en la mañana esté inevitablemente ligado al hecho de no querer ir a clase para estudiar literatura o sintaxis. No obstante, debemos reaccionar ante este tipo de conductas y enseñarles cierta capacidad para su propia defensa social, así como que valoren su propia creatividad frente a los diferentes sistemas digitales. A lo largo del presente curso, hemos comprendido que existen numerosas personalidades y que varían según cada entorno, por lo tanto, en nuestro rol de mediadores, debemos tener claras las estrategias para ser buenos docentes y diversificarlas de acuerdo a las necesidades de aprendizaje.

Quizá a día de hoy sea más arduo lidiar con el aprendizaje emocional y los logros sociales porque la tecnología y el abuso de los medios han usurpado el valor de nuestra conciencia. Es incuestionable que solemos alimentar compulsivamente la imagen que proyectamos en las redes sociales, y este hecho puede ser perjudicial para construir un legado en nuestro mundo. Por ello, gracias a la asignatura cursada, hemos aprendido cómo evitar el mal uso de la tecnología para que no desencadene cambios decisivos en nuestras vidas, y, a su vez, que potenciemos nuestras facultades racionales.

Como estudiante, hace unos años, comprendí que la educación del naciente siglo se basa en lograr pensadores, hombres, mujeres o cualquiera de las identidades que en los últimos años también se reivindica desde la educación sexual más allá del binomio hombre-mujer. Todos somos capaces de analizar la realidad, el entorno de lo cotidiano. En el período escolar inicial, estuve mentalmente inclinado sobre mi pupitre, pero en la universidad debí ponerme de pie y reconocer mi alrededor.

Por ello, al igual que el planteamiento de Benedetti acerca del sexo de los ángeles, las necesidades de nuestros alumnos tiene tanta importancia como el propio significado y belleza de las palabras en sí mismas.

Sin lugar a dudas, la especial importancia de la figura del docente como conocedor de las necesidades y peculiaridades de cada uno de nuestros alumnos y alumnas para conseguir una inclusión total es un factor primordial en nuestro día a día.

Sí, Benedetti nos deleita con un ejercicio de voyerismo angélico, al igual que nosotros debemos alzar y complacer las expectativas de aquellos ángeles milénicos que utilizan las IAs de manera cuestionable en la mayoría de ocasiones.

Con posibilidad, esta lucha social sea tan ardua como el planteamiento mismo sobre el sexo propio de los ángeles.


Adrián Rivera Arco

Comentarios

  1. Excelente reflexión, para ser masticada poco a poco... "Así, cada vez que Ángel y Ángela se encuentran en el cruce de dos transparencias, empiezan por mirarse, seducirse y tentarse mediante el intercambio de miradas que, por supuesto, son angelicales".

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